El Ferrari de la vergüenza

Es curioso que sea Vettel quien más ánimos insufla ahora mismo al garaje de Ferrari, en calidad de líder espiritual, mientras se encadenan los desastres del SF1000. "Soy optimista por naturaleza", suele decir, y no descarta un punto de inflexión en Monza. Ni el más pesimista habría augurado una temporada tan terrible para Maranello y eso que las causas son muy sencillas: cambiaron un motor brillante que dejó de ser legal, o que nunca lo fue, por otro básico que no podía compensar las carencias aerodinámicas del chasis. Se asumió que no habría victorias en 2020, pero nadie estaba preparado para ver a Seb y Leclerc por detrás del Alfa Romeo de Raikkonen, peleando con Haas y Williams a la cola del pelotón.

En Spa-Francorchamps, uno de los dos circuitos en los que la potencia es más importante, todos los errores del diseño y el concepto aerodinámico se pusieron de manifiesto y anduvieron perdidos durante el fin de semana sin extraer agarre de los neumáticos. Ahora viene Monza, donde es mejor que no haya tifosi. "No sé si nos abuchearían, porque sufren tanto como nosotros", dice el alemán, inconformista: "No nos divierte luchar por un 13º puesto, ni un octavo, pero preferimos el octavo, o el tercero, y queremos que llegue antes de que termine la temporada. No vamos a ganar carreras, hay que ser realistas porque el paquete es el que es". A Leclerc, sin embargo, se le vio más vencido y superado tras la carrera. Adelantó cuatro puestos en la salida pero los perdió todos sin poder defenderse de adelantamientos y con estrategias cuestionables.

Ferrari no puntuó en Spa sin accidentes ni averías, por pura falta de prestaciones. No se recuerdan muchos casos similares, y menos un año después de ganar en ese mismo circuito y sin que haya cambiado la reglamentación. ¿Quién es el responsable de este fracaso sin paliativos? Mattia Binotto, el jefe, responde: "El equipo entero es responsable y yo el primero como team principal". ¿Es la persona apropiada para enderezar el rumbo? "No soy quien tiene que contestar a esa pregunta, pero si miramos atrás, a los periodos exitosos de la historia de Ferrari, nunca ha habido soluciones mágicas. La estabilidad y la paciencia son necesarias".

Otra pregunta lógica: si el SF90H era más rápido, ¿no se pueden recuperar piezas? Pues no: "El coche es bastante diferente, no es posible ni es tan sencillo como incorporar piezas. El de este año tiene más drag, es una ventaja en circuitos en los que se requiere más carga aerodinámica”. El suizo espera el mismo panorama en el GP de Italia, aunque confía que la directiva técnica que prohibirá los modos de clasificación será una ayuda: "Quizás varíe la competitividad en la clasificación y eso influye en la carrera porque cuando sales en tanto tráfico, tu carrera está comprometida". Tampoco dedicarán muchos esfuerzos a corregir lo que no tiene solución. La prioridad, según Binotto, es "centrarse en 2021 y sobre todo 2022". Al menos Carlos Sainz recibirá otro material.

"En medio de la tormenta"

‘La Gazzetta dello Sport’ pedía "doppietto" en Monza el año pasado después del triunfo de Leclerc en Spa. Ahora titulan en su portada "En mitad de la tormenta" y auguran un complicadísimo GP de Italia en el Templo de la Velocidad para un coche que no tiene de eso. En la otra trinchera están Mercedes y Red Bull, que necesitan al Ferrari para dar espectáculo los domingos, pero acabaron muy asqueados, con las relaciones tocadas, con la superioridad del motor italiano el año pasado y el posterior acuerdo privado con la FIA para resolver la investigación. El contenido del sumario es un secreto a voces. Horner: "Todo deja un sabor amargo, cada uno puede sacar sus propias conclusiones viendo el rendimiento de Ferrari. El año pasado ganaron carreras con un motor muy diferente". Y Wolff: "No quiero echar más leña al fuego. Pero en 2019 fuimos exigidos en la competición, sufrimos e incluso perdimos". Y ahora, a Ferrari le toca perder.



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