Hamilton necesita un rival

A este Lewis Hamilton no le va a ganar nadie, nunca, y menos si se desperdician las escasísimas oportunidades que conceden. El supercampeón salía desde la pole pero en Spa-Francorchamps eso es un regalo envenenado, porque a partir de la primera horquilla hay un sector entero a fondo en el que los rebufos juegan a la contra. Lo sabía Valtteri Bottas, que celebró salir pegado a su compañero. Arrancó bien el finlandés, se pegó como una lapa, y falló el británico en la salida de esa primera curva con un leve patinazo que le dejaba expuesto. Bottas se pegó, pero llegó a Eau Rouge y, por la razón que sea, un acto reflejo, levantó ligeramente el pie. De luchar por la primera plaza a defender la segunda. Y Hamilton había ganado la carrera en dos curvas. Luego sucedieron más cosas, hubo accidentes y un coche de seguridad, Ferrari dio vergüenza, Ricciardo se lució y Verstappen también, y de nuevo se llevaron a los neumáticos a límites insospechables. Pero en ningún momento peligró el celebrado triunfo de Hamilton con un Mercedes demasiado poderoso para que haya alternativas. Bottas llegó a ocho segundos y Verstappen, tercero siete más atrás. Si nada lo remedia, este podio se va a repetir mucho durante la temporada.

A la parrilla no llegó Carlos Sainz porque su motor Renault, con una carrera de rodaje, dijo basta en las vueltas de reconocimiento. Triste final para un gran premio que prometía por su parte, y ante un domingo que se presentaba interesante. La séptima plaza quedó desierta así que todos los que partían por detrás ganaron un puesto virtual. Delante, como se explica, Bottas pecó de manso. Verstappen tuvo más problemas para contener a Ricciardo por detrás y los Mercedes nunca estuvieron a su alcance esta vez, aunque pudiera presionarles hasta el final confiando en que algún Pirelli se saliera del tiesto, literalmente. No pasó.

El espectacular accidente de Giovinazzi y Russell adelantó las paradas. El italiano perdió el control y destrozó su Alfa Romeo en la vuelta 11, y el británico se encontró una rueda proyectada en medio de la pista y acabó en el muro cuando se rompió la de su Williams. Muy aparatoso, pero nada grave. Y todos corriendo a la calle de boxes. Leclerc, por ejemplo, perdió más de diez segundos en una maniobra de ‘pit stop’ que ilustra bien el pésimo fin de semana de Ferrari: el monegasco ganó cuatro puestos en la salida pero los perdió durante la carrera, superado en todas las rectas, sin herramientas para pelear y lastrado por su equipo. Tampoco le fue mejor a Vettel, a quien llegó a adelantar Raikkonen con el Alfa Romeo en igualdad de condiciones. El alemán fue 13º, Charles 15º, ambos fuera de los puntos. Acabaron peor de lo que salieron. No llovió en Spa porque todas las nubes negras se concentran ahora sobre Maranello.

Con Sainz fuera de combate, Norris acabó séptimo con el McLaren por delante de un enorme Gasly (con la estrategia mala remontó al inicio y al final y dejó una pasada espectacular a Pérez en Radillon) y los dos Racing Point, que completaron los puntos. Delante de Woking, sobradísimos, los dos Renault dieron una exhibición en la pista de Las Ardenas con el cuarto de Ricciardo y el quinto de Ocon, el RS20 promete. Ambos ganaron holgadamente a Albon, con el segundo Red Bull, de hecho el francés le adelantó al límite en la última vuelta. Al menos hubo alternativas, peleas en la pista y muchos adelantamientos. Unos cuantos a los dos Ferrari. Ninguno de Hamilton porque no los necesita. Lo que le hace falta al gran campeón de Mercedes es un rival a su altura.



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