Hamilton descarta un boicot

La mitificación de todo lo que rodea a la Fórmula 1 ha llegado a Eau Rouge, esa curva inexplicable que, junto con Radillon, exige la máxima precisión a los pilotos para escalar un muro del 12º de pendiente con doble giro a izquierda y derecha y ascensión a ciegas. "Es a fondo fácil en clasificación", chafa Ricciardo, "aunque en carrera sea otra cosa". Y aunque es cierto que ni estos monoplazas ni las curvas actuales son tan peligrosas como en el pasado, Spa-Francorchamps tiene todos los ingredientes para permanecer en el podio de los mejores circuitos del calendario, por delante de casi todos y por detrás, quizás, de Suzuka.

El trazado belga, de más de siete kilómetros de recorrido y desniveles constantes, exigirá el máximo a los motores. Esa particularidad favorece a Mercedes, como casi siempre, pero hasta hace poco no era así: Ferrari ha ganado los dos últimos grandes premios, Vettel en 2018 y Leclerc en 2019. "Uf, no deberíamos esperar las prestaciones del año pasado, eso sería muy difícil porque todo es más difícil para nosotros esta temporada. Empujaré todo lo que pueda para estar adelante, me encanta este circuito y veremos lo que podemos hacer", dice el monegasco, con poca esperanza: "No creo que se pueda hacer nada diferente aquí, es una pista con poca carga aerodinámica. Sufriremos en el primer sector, pero el segundo también es muy importante en el tiempo por vuelta y espero recuperar". El año pasado logró una emotiva victoria dedicada a su amigo, Anthoine Hubert, fallecido un día antes en esa curva de leyenda, pero trágica.

La escudería italiana encara un triplete de carreras ilusionante, que incluye a Monza y Mugello, donde celebrarán su 1.000ª participación en la F1. El problema, en dos circuitos de motor y dos circuitos de local, que los resultados pueden ser decepcionantes.

Hamilton no se plantea no correr

Verstappen, por su parte, se ríe cada vez que le piden pelearse con Mercedes: "Falta velocidad punta, hay rectas muy largas y es difícil equilibrar. No nos ha ido bien en el pasado en Spa, pero sigue siendo mi circuito favorito". Mientras tanto, Hamilton pone el foco de nuevo en los neumáticos (se recupera la gama blanda de ‘Silverstone 2’, cuando les ganó Red Bull) y cuenta con el neerlandés, que corre casi en casa: “Si quitas la primera carrera, que Max no terminó, estaría muy cerca de nosotros. Quizás en clasificación somos la referencia, pero en las carreras están más cerca”.

El británico, icono antirracista del deporte de motor, optó por un mensaje menos radical mientras en la NBA se habla de boicot y se plantean suspensiones de partidos. Lo aplaude: "Es increíble lo que se está haciendo en América, tanto por parte de los deportistas como por parte de la gente que les rodea, comentaristas o presentadores y organizaciones". Pero no lo quiere llevar a la F1: "Eso es en América. No creo que tuviera mucho efecto lo que hiciera yo en Bélgica. Estoy con ellos, de su parte. Tenemos que estar todos alineados". No interferirá en el desarrollo de la carrera.

Silencio en los alrededores

La pega del gran premio, otra vez, está en las gradas vacías. No hay que engañarse, el no hay billetes no se colgaba en todas las carreras de F1, pero en Spa-Francorchamps, a unas tres horas en coche de Francia, Países Bajos y Alemania, el ambiente estaba asegurado, aunque ciertos aficionados anaranjados terminasen el domingo incapaces de distinguir al ganador. No hay atascos ni barullo en los alrededores de la pista, apenas un grupo de aficionados a la bicicleta de montaña se cruzan por el acceso. Los hoteles tradicionales de los municipios aledaños, con una semana al año marcada en rojo, no han abierto. Los fans volverán en Rusia. Lástima que en Sochi no abunden.



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