El Ferrari de la vergüenza
Es curioso que sea Vettel quien más ánimos insufla ahora mismo al garaje de Ferrari, en calidad de líder espiritual, mientras se encadenan los desastres del SF1000. "Soy optimista por naturaleza", suele decir, y no descarta un punto de inflexión en Monza. Ni el más pesimista habría augurado una temporada tan terrible para Maranello y eso que las causas son muy sencillas: cambiaron un motor brillante que dejó de ser legal, o que nunca lo fue, por otro básico que no podía compensar las carencias aerodinámicas del chasis. Se asumió que no habría victorias en 2020, pero nadie estaba preparado para ver a Seb y Leclerc por detrás del Alfa Romeo de Raikkonen, peleando con Haas y Williams a la cola del pelotón. En Spa-Francorchamps, uno de los dos circuitos en los que la potencia es más importante, todos los errores del diseño y el concepto aerodinámico se pusieron de manifiesto y anduvieron perdidos durante el fin de semana sin extraer agarre de los neumáticos. Ahora viene Monza